EL PRIMER REGALO DE VIDA: FACILITAR Y PROMOVER EL NORMAL DESARROLLO MOTOR Y LA EXPLORACIÓN LIBRE DEL BEBÉ

EL PRIMER REGALO DE VIDA: FACILITAR Y PROMOVER EL NORMAL DESARROLLO MOTOR Y LA EXPLORACIÓN LIBRE DEL BEBÉ

Si quieres saber cuál es el mejor regalo que le puedes hacer a un recién nacido, lee hasta el final.

El movimiento es uno de los principales periodos sensitivos que atraviesa el bebé durante los tres primeros años de vida. La prestigiosa pedagoga italiana -Maria Montessori- describió los periodos sensitivos como etapas en las que el niño muestra un interés especial por aprender acerca de determinadas áreas; lo que podríamos denominar ventanas de aprendizaje a través de las cuales el pequeño aprende de manera natural, con alegría, entusiasmo y sin fatigarse.

Sin embargo el movimiento ha sido tristemente olvidado, relegado casi en exclusiva a la educación física en la infancia, pasando todavía inadvertida su conexión con la inteligencia. Algo que resulta paradójico, pues el movimiento es la meta final del sistema nervioso. Y es que la expresión oral o escrita de los pensamientos sería imposible sin la energía –movimiento, en definitiva– que los nervios comunican a nuestros músculos.

Por eso es tan importante en esta primera etapa de la vida, favorecer la libertad de movimiento y la exploración libre del bebé, con un acompañamiento respetuoso y consciente por parte del adulto a cargo del cuidado del pequeño. El motor del mundo es el amor; una actitud de apertura, alegría, aceptación, respeto y empatía, que procure fortalecer a diario la autoestima del pequeño es clave para garantizar un sano desarrollo físico, psíquico y emocional.

Observar cómo se van sucediendo esas primeras fases es fundamental, ya que se van a llevar a cabo desde la situación física en la que quede el bebé tras el embarazo y el parto. Es frecuente que haya limitaciones a una normal función que impidan que se desarrolle de forma completamente normal este programa, con las consecuentes consecuencias psicomotrices posteriores. Por ejemplo, por poner un caso muy sencillo y frecuente, si un bebé ha estado muchas semanas en posición cefálica, es habitual que presente una cierta limitación “o preferencia” de movilidad del cuello hacia un lado y menor movilidad de un brazo respecto al otro. Esto, de no solucionarlo, va a impedir un normal volteo, reptado, etc. O un bebé que haya estado mucho tiempo de nalgas es posible que tenga alguna disfunción articular en la pelvis que más adelante dificulte el gateo, la carrera y el salto. O un bebé de un parto instrumentalizado es posible que presente disfunciones en la motilidad craneal que haga que su sistema de equilibrio (aparato vestibular) se encuentre asimétrico y dé problemas para sentarse o de integración del reflejo tónico-laberíntico. Y así, muchos, muchos ejemplos de “pequeñas cosas” que de no tratarse, pueden convertirse en auténticos impedimentos en el desarrollo motor del niño. Por eso desde nuestro Centro de Fisioterapia Manuel Raigón Luque recomendamos hacer una primera valoración del bebé tras el parto (sin irnos más allá de la cuarentena), en lo que denominamos EL PRIMER REGALO DE VIDA, término que tomamos prestado de nuestra compañera Mª Ángeles Paredes, y que consiste en revisar la situación del bebé tras el embarazo y el parto para garantizar que “no hay estorbos” para su normal desarrollo. Y es que “SE VIVE COMO SE NACE”. Para ello usamos la Terapia Cráneo-Sacral y el Método Poyet, ambas técnicas absolutamente seguras e indoloras (tienes información detallada sobre cada una de ellas en la web).

Desde que nace, el bebé –acomodado sobre cualquier superficie– comienza a relacionarse y conquistar el ambiente que le rodea; es todo su cuerpo el que percibe y piensa. Así, pronto empezará a interiorizar términos abstractos como la distancia, la altura o la profundidad, simplemente nutriéndose del entorno y recibiendo referencias de la disposición de los objetos en relación a su cuerpo, que cada día adquiere mayor movilidad.

Para que un ser humano desarrolle el movimiento coordinado, debe ocurrir una maduración física y ésta sucede a través de la mielinización (recubrimiento de fibras nerviosas cerebrales por una sustancia llamada mielina), al tiempo que es necesaria la actividad, para establecer y reforzar las conexiones neuronales, así como la repetición. Y es que en el caso del movimiento, cuando un patrón se repite, permite la coordinación y el perfeccionamiento.

En el curso del desarrollo de los grandes movimientos basados en la iniciativa del niño, reconocemos hasta diez fases: desde la postura decúbito dorsal hasta el colocarse voluntariamente de costado, mantenerse en esa posición y regresar a la posición dorsal. Una etapa que se caracteriza por sacudidas, flexiones, extensiones de los miembros y movimientos de rotación de la cabeza.

Continuamos con la siguiente como es girarse boca abajo que puede sucederse entre el cuarto y el octavo mes. Por eso es importante comenzar a poner al bebé boca abajo en intervalos cortos de tiempo como ya avanzábamos en el artículo de nuestro blog que puedes consultar aquí.

La tercera fase es la que muchas mamás y papás denominamos hacer la croqueta… Nuestro bebé comienza girarse repetidamente y se desplaza rodando hasta que conquista la siguiente etapa como es la de reptar y que concluye con el gateo. El desarrollo motor del bebé continuará evolucionando hasta comenzar a trepar sobre cojines por ejemplo y superficies no muy altas. Del gateo, el bebé pasa a sentarse, un hito súper importante para el ser humano pues ahora tiene las manos libres para explorar y crear.

La magia de la vida continúa hasta las fases de arrodillarse, ponerse de pie, comenzar a andar sin sujetarse hasta que un día abrimos los ojos y observamos emocionados cómo nuestro hijo comienza a caminar solo… Y entonces se abre todo un universo de posibilidades para él.

El movimiento es -por tanto- uno de los aspectos más importantes en el desarrollo del niño durante sus primeros años de vida. En este sentido, adecuar el ambiente a sus necesidades atendiendo a las distintas etapas de desarrollo que experimenta resulta también fundamental, y hacer una valoración de cómo se van sucediendo estas diferentes etapas para lo que se suelen recomendar revisiones al menos a los 6 y 12 meses, momentos fundamentales en el desarrollo del bebé en los que se suele iniciar el paso a posición sentada y a la bipedestación (estar de pie), respectivamente.

Esta es una labor fundamental de prevención que es fundamental de cara a evitar alteraciones en el desarrollo del bebé que pueden acabar en “etiquetas” hacia el mismo (este niño es torpe para tal deporte, o no se le da bien cual cosa, o…).

Por todo esto os animo, a que en vuestra cestita de regalo para el recién nacido no olvidéis incluir “EL PRIMER REGALO DE VIDA”.

 

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