La existencia de los ritmos cardiovascular y respiratorio ya no es motivo de debate en estos tiempos, pero sí lo fue durante siglos, en las comunidades médicas de todo el mundo. La historia del sistema Cráneo-Sacral es muy reciente.
En 1900, a un estudiante de osteopatía de Kirksville, Misouri, Dr. William G. Sutherland sele ocurrió pensar que por el diseño que presentaban los huesos del cráneo podrían proporcionar la oportunidad de movimientos entre ellos. Se dedicó más de 20 años al estudio de la movilidad del cráneo en los adultos. Realizó experimentos en su persona, usando un casco diseñado para ejercer presiones controladas y sostenidas en diferentes partes del cráneo para reproducir distintas sintomatologías. Publicó su primer artículo con sus observaciones en 1930, con un seudónimo en el Minnesota Osteopathic Journal. Basado en sus experimentos desarrolló un sistema para examinar y tratar a los huesos del cráneo. Con algún éxito, el Dr. Sutherland organizó un pequeño grupo que investigó el trabajo craneal junto con él.
Esta especialidad fue conocida como Osteopatía Craneal.
Apoyándose en estos conocimientos y experimentos previos, en 1970, mientras ayudaba en una cirugía de cuello a un paciente el Dr. Upledger (creador de la Terapia Cráneo-Sacra) observó cómo se movía rítmicamente un elemento membranoso (la duramadre, una de las meninges), de adentro hacia afuera y con una frecuencia aproximada de 10 ciclos por minuto. El Dr. Upledger llegó a la conclusión de que la presión dentro del saco membranoso dural fluctuaba rítmicamente.
Durante 30 años el Dr. John Upledger se dedicó a investigar en la Universidad de Michigan al frente de un equipo multi- disciplinario integrado por médicos, anatomistas, psicólogos,biofísicos, bioingenieros, etc, poniendo las primeras bases científicas del sistema craneosacral.
El equipo pudo explicar en términos científicos y prácticos la función del sistema Cráneo-Sacral. Luego demostró cómo se podía realizar la evaluación del sistema y tratar diferentes trastornos cerebrales y medulares como también otros innumerables problemas de salud que antes no tenían explicación. En 1985 creó el Instituto Upledger, un centro clínico y educacional, con sedes en muchospaíses del mundo (entre ellos España). Desde entonces, miles de profesionales de la salud han estudiado el valor terapéutico del sistema craneosacro.
Con un tacto muy suave el Fisioterapeuta evalúa el movimiento del sistema Cráneo-Sacral que se transmite al resto del cuerpo a través del Sistema Fascial, constituido a su vez por tejido conectivo. Adoptando este tipo de abordaje, el método resulta muy seguro y eficaz. Como cada órgano, cada músculo, cada vaso etc. está envuelto por esta Fascia, una restricción en la misma puede alterar la estructura del cuerpo y afectar su función. El trabajo terapéutico consiste en ayudar al paciente a re-establecer el flujo normal de movimiento mediante la atenuación o desaparición de esas resistencias.
El sistema Cráneo–Sacro lo conforman las membranas meníngeas (duramadre, aracnoides y piamadre), los huesos a los que éstas se insertan (cráneo, columna vertebral y sacro) y el líquido cefalorraquideo que rodea y protege el cerebro y la médula espinal. Dado que el cerebro y la médula espinal están dentro del Sistema Nervioso Central, es fácil comprobar que el SCS posee una marcada influencia sobre gran variedad de funciones corporales.
Mediante este método, el terapeuta en lugar de actuar sobre el cuerpo para modificar esta situación, sigue las señales del mismo que le indican cómo proceder. Este sistema tiene la función vital de mantener el medio ambiente en el que funciona el sistema nervioso central, que a su vez controla el resto de funciones corporales, por lo que ya se comprende que los campos de aplicación de esta técnica y sus posibles beneficios son amplísimos, más aún teniendo en cuenta que, por la suavidad de la misma, prácticamente carece de contraindicaciones.
Durante los muchos años que el Dr. Upledger pasó trabajando con sus pacientes, observó (al igual que otros muchos compañeros que también trabajaban con la Terapia Cráneo Sacral) que algunos síntomas físicos no se liberan y sanan completamente hasta que se soluciona también un componente emocional. Este puede ser el caso en enfermedades crónicas, así como en patrones subclínicos menos obvios, como una mala inmunidad, falta de energía, falta de confianza o ansiedad, por ejemplo. Al considerar la mejor manera de ayudar a este vínculo entre el tejido físico y los aspectos emocionales y mentales, comenzó a recurrir a diferentes aspectos del trabajo mental y corporal que podrían vincularse físicamente al trabajo que estaba haciendo, escuchando y siguiendo el tejido del cuerpo.
El proceso se desarrolló gradualmente en lo que él llamó Liberación Somato-Emocional (LSE), nombre que explica perfectamente como un Fisioterapeuta no se convierte en psicólogo ni en psicoterapeuta, sino que es a través del cuerpo (somato) y de sus tejidos como se puede llegar a un componente emocional asociado a esas manifestaciones (síntomas) corporales. Como el Dr. Upledger decía: “no podemos cambiar cómo han sucedido las cosas, pero sí la memoria y el rastro que han dejado en los tejidos”.
La mayoría de los enfoques de atención médica separan la mente y el cuerpo; puede recibir terapia física o psicoterapia. La LSE proporciona es un marco de trabajo y un conjunto de herramientas para trabajar con los tejidos del cuerpo (‘somato’) al mismo tiempo que con las emociones, para trabajar hacia una ‘liberación’ de cualquier trauma retenido. Esto puede ocurrir de muchas maneras y con frecuencia es amable y creativo, mientras escuchamos y aprendemos tanto de la mente como del cuerpo. LSE facilita el crecimiento personal, nos ayuda a superar la enfermedad, los problemas no resueltos y la falta de potencial, hacia la salud y la satisfacción, y es una herramienta potente para mejorar nuestra salud global como persona.
Como acabamos de decir esto sucede de una forma suave y “poco espectacular”, informando los tejidos de que algo significativo está sucediendo. El Fisioterapeuta puede en algún momento preguntar al paciente cómo se siente, qué está sintiendo, qué está sucediendo en su cuerpo en ese momento. A menudo, nuestros pacientes describen imágenes, recuerdos o cualquier otra cosa que en ese momento “se les viene a la cabeza”. Hay algunos signos clave que nos sugieren que puede haber un componente emocional relacionado con el lugar en el que nos encontramos en este momento, y al seguir esto tenemos pistas sobre cómo mantener este proceso en el camino correcto y garantizar que sea útil.
Sabemos que un cambio en la salud física, ya sea para bien o para mal, invariablemente va acompañado de un cambio en la actitud mental. También sabemos por estudios de comportamiento y lenguaje corporal que lo contrario es igualmente cierto: un cambio importante en la perspectiva mental siempre está acompañado por un cambio en la actividad corporal, la postura y el movimiento. La LSE y las demás herramientas de Terapia Cráneo-Sacral combinan todos los aspectos de la naturaleza humana, física, mental y emocional, en un enfoque que puede facilitar un cambio y crecimiento necesarios en la vida de una persona.